¡Vaya! Ni yo me la creo que han pasado tantos meses desde la última vez que escribi en este blog.
Lo que ha pasado en mi vida este último año ha sido algo muy intenso y ha tenido mezclas de varios tipos de sentimientos: cosas buenas, cosas malas, cosas excelentes y miserables también, no obstante de alguna manera he logrado sobrevivir a cada una de estas experiencias extremas que he vivido en estos meses. (Y yo sé la razón)
He pasado muy buenos momentos con grandes amigos que he logrado hacer y de verdad he sentido plenitud en muchos sentidos que antes no tenía.
Para mí las prioridades han cambiado y aunque en ellas siguen mi familia y amigos, es la forma de éstas la cual ha sufrido algunas transformaciones; me explico.
He aprendido que en esta vida para poder salir adelante hay que rodearse de buenas influencias, de personas que realmente compartan tus principios y que si no es así, al menos que sean respetuosos con tu forma de pensar. Digamos que mis nuevos principios me han hecho reflexionar acerca de aquellas personas con las cuales me rodeaba y he aprendido a discriminar entre excelentes amigos, buenos amigos y malos amigos que no merecen simplemente ser mis amigos.
Ha sido duro en ocasiones abrir los ojos frente a la realidad y al menos me queda el consuelo de que el Señor me manda nuevos amigos con los que realmente puedo compartir de todo y estamos a la misma sintonía de pensamientos y acciones.
Suena tajante mi forma de ver las cosas, pero aquellos buenos amigos que tengo saben que si siguen siendo mis amigos es porque me edifican y entregan buenas cosas, de lo contrario no serían mis amigos, y prefiero quedarme con algunos excelentes y fieles, que con muchos y traidores.
Ha pasado mucho tiempo, ha pasado mucha gente, he vivido muchas cosas, en resumen, ha pasado "mucha agua bajo el puente", como se dice, cada día las experiencias que vivo, tanto fuera, pero por sobre todo dentro de la Iglesia, son las que han hecho de mí otra persona.
Es obvio, uno no es perfecto y por lo pronto no lo seremos todavía, pero...¡pucha que me esfuerzo!, me esfuerzo por ser un mejor hombre cada día, y no es fácil, pero me esfuerzo demasiado por cambiar las cosas malas que pueda hacer.
Hay quienes me entienden, hay quienes que no lo hacen, sin embargo yo soy lo que soy, pienso lo que pienso, creo lo que creo y hago lo que hago, y siempre y cuando sean cosas buenas, todo está perfectamente bien...
Este año se viene mucho movimiento y muchas más experiencias, sólo ruego a Dios que me acompañe en cada una de ellas y que pueda sacar los mejores aprendizajes...
No escribía así hace tiempo y debo admitir que lo extrañé demasiado, ahora espero hacerlo más seguido y seguir plasmando mis sentimientos en internet...
Será hasta la próxima...
Bendiciones y adiós!!!!!!